jueves, 29 de noviembre de 2007

PIEDAD CORDOBA, CHIVO EXPIATORIO

En chivo expiatorio fue convertida ayer, la senadora liberal Piedad Córdoba, por parte de la coalición Uribista del senado de la república con el fin de desviar la atención sobre el magistral error cometido por el señor presidente Álvaro Uribe Vélez (A.U.V.) al entregar en manos de su homólogo venezolano el coronel Hugo Chávez Frías, la responsabilidad nacional de lograr un posible acuerdo humanitario con los insurgentes de las F.A.R.C.
La arremetida que protagonizaron los senadores de la bancada del presidente Uribe puso de nuevo en evidencia, una orquestada y preconcebida estrategia de difamación violenta contra la figura del mandatario venezolano, dirigida desde el palacio de Nariño por su señoría Álvaro Uribe, quien ha hecho saber a todos por fin, el visceral odio que siente por el presidente Chávez.
La incendiaria fórmula es ya suficientemente clara y establecida; comprobada en su efectividad mediática en distintas y muy recientes oportunidades.

Modus operandi :
Mantener los índices de popularidad al nivel máximo, aún con mayor empeño en esos días de bajonazos en las encuestas diarias; así que al más mínimo asomo de flaqueza, el equipo de sus asesores privados, comandados por José Obdulio Gaviria (Primo del capo Pablo Escobar Gaviria) se encienden las alarmas y se da vía libre al plan del día con el fin de recuperar el rating perdido.
La meta es muy simple, mantener a como de lugar, una imagen de beligerancia y arrojo del presidente, por encima de todos los potenciales oponentes o contradictores, permitiendo así, una vigencia permanente en la mediática memoria de los ciudadanos, de un líder invencible y autoritario.
Nadie puede en el país atreverse a robarle el protagonismo al señor Uribe Vélez, so pena de caer en el torbellino de insultos, oprobios y descalificaciones propias del mandatario.
Prueba de ello pueden darla algunos de los siguientes protagonistas:
La iglesia, los partidos Liberal y Polo Democrático Alternativo, La DIAN, las altas cortes, Serpa, Carlos Gaviria, Gustavo Petro, César Gavivria, y muchos más, contra los que ha protagonizado distintos niveles de confrontación ya distintos niveles de dureza.
Todos estos “performances” presidenciales logran su objetivo con la ayuda incondicional que le brindan los medios de comunicación a su servicio (Todos), y parte de su misión constituye bajarle el volumen a temas coyunturales sensibles o descalificar a los actores de algún tipo de señalamientos contra el gobierno.
El pretender mantenerse de moda tiene un costo muy elevado que raya con el desgaste y el hastío, por lo tanto parte de la estratagema urdida por los asesores de palacio, consta de un “tira la piedra y esconde la mano”, seguido por un par de días mutis, durante los cuales salen a escenario el segundo anillo de caballería: senadores, ministros de estado, vicepresidente, cónsules, embajadores, canciller, comisionado de paz, y hasta los pichones de presidenciables que a su vez deben estar muy alerta para competir entre sí, sacando pecho y mostrando a relucir el talante suficiente y necesario para ser dignos de aspirar a suceder a su majestad el presidente A.U.V. con el fin de evitar una posible hecatombe.
Con le fin de garantizar la efectividad de los ecos emitidos por los funcionarios y simpatizantes del régimen Uribista, deben estos aprender a raja tabla, los distintos libretos creados para tal fin por parte de los equipos de asesores de palacio bajo órdenes claras, precisas y concisas de personajes como el siniestro J.J. Rendón y el no menos oscuro José Obdulio, a fin de dar como resultado, una serie de golpes certeros contra los elegidos de turno, logrando así una mayor contundencia e impidiendo que se repitan entre sí las alocuciones de uno u otro, ejemplo de ello es que nunca oiremos discursos similares ni siquiera en estilo entre Martha Ramírez, Benedetti, o Gina Parodi.
La intervención de la bancada Uribista en la noche anterior en el senado de la república, tiene visos de histórica al permitir servir de ejemplo categórico de tal estrategia maquiavélica, que daré en llamar el carrusel de la infamia.
Las víctimas y los familiares de los secuestrados, quienes debían ser no solo partícipes sino, protagonistas de tan importante sesión, quedaron en el olvido total y absoluto, tan así que por su propia iniciativa decidieron abandonar el recinto del congreso ante la indiferencia de la cual fueron víctimas nuevamente en el mismo espacio semanas atrás.

La senadora Piedad Córdoba pasó de mártir a crucificada, en solo unas horas tras el despido del que fue objeto por parte del señor A.U.V. al retirarle este la autorización para seguir en el proceso de diálogo con las FARC tratando de buscar la liberación de los secuestrados.
Algunos de sus colegas del senado que se aprestaban a recitar la lección recibida en la mañana previa en el desayuno de “trabajo” con el señor presidente A.U.V., y que ansiosos esperaban su turno para acusarla de terrorista y vendepatria, (Traicionera) terminaron pasando de agache ante el desarme que les pegó la senadora con su recuento día a día, de las gestiones que adelantó con la anuencia del señor presidente.
Todas las intervenciones sobrepasaron el tiempo acordado en el orden del día aprobado por la mesa directiva, hubo varios reclamos al presidente de la corporación por parte de los mismos senadores Uribistas por desorden e incumplimiento de las reglas preestablecidas y por mostrar preferencia hacia algunos congresistas en el uso de la palabra, pero por encima de estos gajes del oficio, cabe resaltar que absolutamente todas las intervenciones del Uribismo estuvieron dirigidas única y específicamente a atacar al presidente Hugo Chávez, sus políticas de gobierno, su modelo socialista, incluso se llegó al extremo de analizar punto por punto algunos de los artículos que serán puestos a consideración del pueblo venezolano ante las urnas el próximo domingo en medio de unas elecciones democráticas y autónomas en las que la soberanía de sus habitantes se pondrá en juego.
La cantidad de epítetos, calumnias, injurias, adjetivos descalificativos, improperios, arengas, burlas acusaciones, amenazas, consignas, recordatorios, y hasta venenosas hipótesis y conjeturas contra la persona del señor Hugo Chávez Frías, presidente de la hermana y vecina nación Bolivariana de Venezuela, sobrepasaron los límites de tolerancia de cualquier espectador.
Sentí vergüenza de estar representado por esos “padres de la patria”, la gran mayoría de ellos pertenecientes a partidos recién creados en la historia de Colombia y alejados de cualquier asomo de dignidad al estar cobijados por la mancha del paramilitarismo, y pertenecer a círculos de violencia y sangre que permitieron a sus miembros llegar al poder en las urnas tras amenazas, desplazamiento forzado y muerte a miles de colombianos inermes y desprotegidos.
La muestra de odio y maledicencia superlativa que se evidenció ayer en el congreso de la república, no tiene antecedentes en la historia de Colombia, la senadora Gina Parodi, consentida del presidente, de las cámaras y los micrófonos, no disimulaba su sevicia al enumerar metódicamente uno a uno los desaciertos de Chávez contra sus opositores, citando textualmente cada frase, cada provocación; y para terminar su intervención, selló la misma, invitando a los venezolanos a votar en contra del proyecto de reforma de la constitución el próximo domingo y para rematar lanzó un vehemente llamado a toda Latinoamérica para impedir el avance del proyecto expansionista liderado por Hugo Chávez comparando al presidente venezolano con Hitler y asustándonos con posibles genocidios como los ocurridos en Alemania.
Dios mío hasta dónde van a llegar los padres de la patria con semejantes ejemplos de intolerancia, odio y sevicia?.
Definitivamente lo último que desea este régimen es alcanzar la paz, puesto que desaparecería el “enemigo” contra el cual prometió Uribe salvarnos en sus ya casi dos períodos presidenciales.
¿Qué culpa tienen Piedad Córdoba y Hugo Chávez de haber alcanzado logros tan significativos frente al acuerdo humanitario en tan pocos días frente a la nula gestión del gobierno de Álvaro Uribe en tal sentido?.
¿Será acaso que teme un posible asomo de paz, incluso se estaría fraguando una posible desmovilización de la insurgencia en Colombia, orquestada por Chávez?.
A quienes menos interesa que se termine el negocio de la guerra en Colombia son a las fuerzas militares y a los gobiernos corruptos que se nutren de esta.
Amanecerá y verán.