martes, 15 de mayo de 2007

Mancuso tumba a Castro y hasta más!


El escándalo del año

Aquí no ha pasado nada…
Desde la semana pasada la revista Cambio anunció la que sería la chiva de la actual semana, algo así como el abrebocas de las declaraciones de Mancuso sobre la participación de muchas personalidades de la vida pública y privada en Colombia que de alguna manera han estado participando en el proyecto paramilitar.
Para asombro de algunos desprevenidos, muy a las 7 de la mañana de hoy, se le adelantó al comandante paramilitar nada más y nada menos que nuestro ministro de guerra (Hoy llamado de defensa) con la chiva que opacaría y de que manera la que sería la bomba de la semana, las acusaciones de Salvatore Mancuso.
El motivo de la rueda de prensa giró en torno a la aceptación por parte del gobierno, de la tan anunciada y sospechada manera en que miembros de la oposición venían siendo espiados por los organismos de seguridad del estado, lo cual no solo se admitió sino que se ha estado haciendo de manera extensiva a toda clase de personalidades del país, tales como periodistas, industriales, incluso se venía espiando e interceptando la comunicación de miembros del mismo gobierno y lo que hizo finalmente que se destapara el asunto y lo que más asombra es que sería el espionaje a los miembros de los comandantes del paramilitarismo recluidos en cárceles del país, lo que finalmente presionó para que se diera a conocer la participación de las fuerzas militares, en este caso la Policía nacional, la que estuviera realizando semejante operación desde hace más de 2 años.
Pero la bomba noticiosa mediática ya había logrado su cometido, y dejaría a todo un país entretenido y desinformado a tal magnitud, que de las tan esperadas declaraciones de Mancuso nadie se acordaría el resto del día.
No contento con la ola desinformativa generada, la segunda parte del anuncio ministerial dejó perplejos a los periodistas de turno: se daba de baja al comandante de la policía nacional y a casi una docena de oficiales de máximo rango con el fin de posibilitarle al general Naranjo asumir la dirección del organismo.
La preguntas principales que quedaron sin resolver y de las cuales nadie se hace responsable son :
¿Quiénes ordenaron semejante operativo, y a quienes se reportaba la información de inteligencia recibida?
¿Cómo es posible que el comandante de la policía no supiera de la interceptación de tantos teléfonos y de tanta gente?
¿Acaso pretende el gobierno que todo este oscuro episodio, crónicamente denunciado pase de agache con el solo hecho de sustituir la cúpula de la policía?
¿Con qué argucias saldrá mañana el señor presidente por todos los medios a su disposición a tratar de mantenerse distante de actos tan bochornosos, ilegales y antidemocráticos?
¿Será que por fin renuncia y asume con gallardía su responsabilidad política como debiera ser, siguiendo el ejemplo del comandante de la policía, y deja de construir más discursos sobre como mantenerse en el poder a como de lugar, sacrificando incluso a sus más allegados colaboradores?
¿A cuántas fichas de su ajedrez político está decidido a sacrificar en aras de permanecer incólume y seguir permitiendo que recaiga sobre otros el peso de la culpa?
¿Porqué si se le creyó a los paras sobre la interceptación de sus teléfonos y no se hizo lo mismo cuando la oposición denunció lo propio?
¿Con la comprobación de estas interceptaciones de los miembros paras recluidos, y su supuesta continuidad en el desarrollo de delitos desde sus sitios de reclusión, el señor presidente se dará la pela y extraditará a algunos de ellos?
¿En caso de no admitir su responsabilidad en estos escándalos de interceptación y espionaje contra los opositores al régimen (Entre otros) será posible que estos organismos de inteligencia estén trabajando en cubierta para instituciones norteamericanas?
¿Logrará el gobierno desvirtuar el foco de importancia de las denuncias y declaraciones de Mancuso contra altas personalidades del país, como los Santos y su participación en este gobierno en la conformación de operaciones conjuntas con estos grupos?
¿Se caerán Pachito y Juan Manuel para asumir el costo político de semejante e infame desacierto?
Muchas preguntas y ninguna respuesta, y sigo sin comprender la risa del general Castro, recién motilado, con su everfit acabado de salir del closet oliendo aún a naftalina!.
Dónde está la bolita, dónde está la bolita…